domingo, 9 de febrero de 2014

La Arcadia: segunda parte

Escribo esto desde un avión que me está llevando desde Kochi hasta Ahmedabad. Bueno, en realidad ahora estamos haciendo escala en Bombay, pero el sobrevuelo a esta ciudad ha sido tan impresionante que daría material para un sólo post asi que mejor imaginemos que estoy volando. En principio yo tenía previsto hacer este viaje en tren; pero como me surgió lo de ser jardinero más días de lo que tenía previsto, y como el encuentro en Ahmedabad con mi contacto no podía demorarse más, decidí coger el avión.

Mis días solo en La Arcadia fueron cansados y al mismo tiempo reparadores, y en general muy placenteros, a excepción de cierto incidente con una araña del tamaño de mi mano extendida. Tengo que contar que, antes de irse a su viaje, pude presenciar una clase de inglés de las que José y Carmen imparten a un grupillo de niños de alrededor de diez años. Fue muy divertida, los niños muy avispados y a la vez muy inocentes, mucho tonteo entre los niños y las niñas pero muy disimulado éste. La clase versó en torno a buenas maneras: decir gracias y por favor, caminar por el buen lado de la carretera, y tapaos la boca cuando tosais. Al día siguiente José y Carmen se fueron y empezó mi misión en solitario.

Sólo fueron tres días pero llevé a cabo mi rutina como si llevara tres años haciéndola. Despertarse muy temprano (para mis estándares), inmediatamente desayunar pan con aceite y dar de comer a las gatas unas sardinas machacadas. He de decir que las gatas son muy simpáticas pero a mi me hicieron un poco el vacío, se las veía despechadas porque sus dueños habían desaparecido. Uno de los días encontré una enorme cucaracha moribunda junto al chisme de las sardinas. La rematé con insecticida (perdónenme) y la enterré en el jardín mientras pedía perdón a la naturaleza por ese sacrificio innecesario pero necesario. Después de esto, sacaba afuera a secar unas planchas con pimientas, otra con plátanos, y otra con unas frutas raras llamadas arekas. Y luego empezaba la sesión de riego, agotadora, que duraba aproximadamente 3 horas. Hay en el jardín un sinfín de grifos y manguera, y me empeñaba en optimizar al máximo la longitud de cada manguera. Terminaba sudando, lleno de picaduras de mosquitos y hormigas, y empapado porque a esa hora el sol ya pega fuerte y acabo echándome más agua a mí que a las plantas.

Por suerte las gallinas y los patos no eran tarea mía y venía una mujer del pueblo a hacerlo, porque yo no hubiera tenido tiempo. Llegaba la hora de comer, y después de asaltar los tuppers que me dejaron en la nevera, siesta bajo el ventilador.

Por la tarde, buscaba cocos por el jardín que iban cayendo de las palmeras y los abría con un artilugio abrecocos; luego me iba a dar un paseo por ahí. Un día llegué hasta la playa de Cherai, con la arena bastante sucia de alquitrán pero con muchísima gente, pandillas, familias, colegios, bañándose completamente vestidos. Fue una puesta de sol muy bonita y a la gente se la veía muy alegre. Después de mi paseo, iba al Guru Kulam a ver a Ayith que se convirtió en mi mejor amigo.

El Guru Kulam es la pequeña clínica ayurvédica (el nombre de la medicina tradicional india) donde está ingresado sin pagar un duro el chico accidentado del que os hablé y que ha empezado poco a poco a recuperar cierta movilidad. Durante tres días le hice visitas que se prolongaron hasta que el Guru Kulam tenía que cerrar. Siempre estaban allí sus amigos (¡desde hace tres años!), yendo y viniendo, trayéndole de estranjis paquetes de frutos secos de afuera, todo el rato charlando y riéndose en una demostración permanente de lealtad que me imagino que se dará en todas las partes del mundo pero que nunca había visto tan de cerca. Era un clima mágico y especial pero al mismo tiempo mundano y ruidoso. Horas y horas hablando, intentando hacernos entender y riéndonos de otro de los pacientes que era un conductor loco de autobús y tenía una esposa y diez novias... La habitación de Ayith era el punto de encuentro de todos los pacientes y visitantes de la clínica, y él en medio, sin más familia que su hermano, siempre riéndose, el chaval que ha vuelto a nacer y de sopetón le enseña a uno lo relativa que es la salud y que un paciente puede estar más sano que quien le visita!

Total, que después, tristecillo, volvía a La Arcadia, metía para adentro las pimientas y los plátanos y las arekas, metía en la nevera los huevos que la señora había cogido del gallinero, daba de cenar a las insolentes gatas, y cenaba yo mismo con musiquita colombiana de fondo. Fue el último día cuando vi en la pared de la cocina una araña gigante y que se movía más rápido que mi percepción asi que era imposible predecir adónde se dirigiría, cual paradoja cuántica. Tras media hora de acechamiento mutuo y de llamar en vano a las gatas a ver si venían a comérsela, conseguí que se metiera por un oscuro ventanuco gracias a que me puse a hacer ruido. Uuff.

Luego ya sólo tocaba atrancar todas las puertas (el autocorrector insiste en que lo que hacia era arrancarlas, lo cual hubiera sido una canallada por mi parte), apagar las luces, y recluirme en mi cuarto solitario en esa casa enorme, pero sin mal rollo. De hecho, la cama de La Arcadia es una de las más cómodas en que he dormido en mi vida.

Han sido, en resumen, unos días muy instructivos y entretenidos, agotadores en lo físico pero muy relajantes. Esta mañana me he despedido de José y Carmen con bastante pena porque tienen un nosequé que les hace a la vez muy muy normales y muy muy especiales; no me importaría volver a pasar otra temporadita en La Arcadia...

Ahora, ya sí, hemos despegado desde Bombay. El avión tiene el aire acondicionado a tope y me estoy arrepentiendo de haber venido en sandalias. Næste station: Ahmedabad.

6 comentarios:

  1. Me alegra poder leer dos post tan seguidos y entretenidos.Se te ve muy lanzado y relajado entre tanta flora y fauna.Te bañaste tu también vestido en la playa?Ya sabemos quién es la comentarista incógnita? a lo mejor es Melonblando!! Os acordáis del blog de roskilde, en el que había varios comentaristas con pseudónimos? Ahora, mucho cambio de tercio, que lo asimiles bien!!!

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  2. Ay Richi me encantaaaaa !!! leo tu blog en el movil y ahí no puedo comentar.Eres un artista describiendo tu viaje. Ya no hace falta ir casi!!!. Ten cuidado con los bichos, y con todo. El glosario perfecto. No me he enterado de lo de los nombres con una letra pero bueno. Que te vaya bien en tu nuevo destino. Nosotros te echamos de menos tambien!! jaja. A ver si luego no te va a gustar esto!!!!. Un beso

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  3. Cucha Rixi, aquí hay cosas serias que aclarar.

    En primer lugar, el tema de la bloguera misteriosa, que ya te vale.

    En segundo lugar.... eso que aparece en la foto del pos...son arañas gigantescas???

    En tercer lugar, nos dijiste que nos aclararías por qué a José y a carmen les llamas José y Carmen, y no J. y C., como nos tenías acostumbrados. El último J. de tu blog era el joputa que te recogió de la fiesta buena (para tí la mala) a las seis de la mañana, en lugar de a la una y media. No será por eso, no?

    Y lo último: deja ya de dar envidia, joler, y vente paspaña ya, que tengo unas cosillas pendientes del gaona y me tienes que echar una mano.

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  4. El Eleuterio barriendo pa dentro, para variar!! Qué tío, macho! Yo, de todas formas, me salgo de mi tono habitual como comentarista, y apoyo todas cuestiones mencionadas por El Lute, alias el Indio envidioso, y la mención de La Tita sobre nombres con iniciales. Yo creo que es cuestión de discrección

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  5. Eso, eso Richal, el gaona te necesita. Y... hay que ir a comprar el limpiavitrocerámica y sacar la basura, que no ve si te escaqueas macho!

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  6. Qué pasa con los pos, rixal? que es que llevamos ya seis días esperando, hombre, que mucho india y mucho rollo, y pocas indias y poco blog, joler!!!!
    Pa eso, te vienes y punto, iyo, pa no colgar pos, pues ya te vale, o qué.

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